Comparador: ecos de dos exclusivas

Nuestro Comparador de Noticias Valencianas de este lunes trae los ecos de dos exclusivas de ESdiarioCV y cierto asuntillo de lenguas que da mucho que pensar. Pasen y lean …

Los tres errores de la AVL

No entiendo la polémica que han creado a cuenta del Diccionari de la AVL los que dicen que la ha resucitado el Consell. A ver, que esto tiende ya al disparate. Los primeros en montarla han sido los propios académicos, metiendo en el saco de un diccionario valenciano palabras que no son valencianas, y que tooooodo el mundo reconoce que no son valencianas. ¡Haberlo llamado Diccionario de las Lenguas Catalanas, si querían agrupar en un solo volumen lo que se habla allí y lo que se habla aquí! Además, equiparando la definición de valenciano y catalán con sólo una diferencia geográfica cometen tres errores: el primero (evidente para cualquiera que escuche las variantes no estandarizadas) es que catalán y valenciano no son exactamente lo mismo. Son muy parecidos, casi iguales, pero no, no son exactamente lo mismo. Y a la gente en Valencia le gusta sentir que no son exactamente lo mismo. Y ahí está el segundo error de la academia, de cualquier academia de una lengua, alejarse de los hablantes. Una encuesta reciente de Levante-EMV (ojo, no de Las Provincias ni ABC: de Levante) preguntaba si el lector aprobaba “que el Diccionari de la AVL certifique la unidad del valenciano y el catalán”. El SÍ se llevó un 40% (18.400 votos), y el NO el 60% (28.100 votos). Del primer y el segundo error de la AVL se deriva el tercero, el del ahora, si no hay marcha atrás, nulo sentido de su propia existencia. Porque si el valenciano es exactamente lo mismo que el catalán, o está en trance de serlo laminando las diferencias a base de sinonimias, ¡que nos gobierne la lengua el más antiguo y autorizado -con ésta derivada subordinación de la AVL- Institut d’Estudis Catalans! En esta tesitura a mí me parece lógico que el Consell haya intervenido. Si el ejecutivo valenciano no defendiera el Estatut -en donde se dice claramente que aquí se habla valenciano, sin añadir si las diferencias con el catalán son pocas o muchas- estaría incurriendo en un delito que no me atrevo a calificar, pero que sería grave. Y que se le acuse a la Generalitat de agitar espantajos que otros han sacado del baúl me parece injusto. Porque les recuerdo que la AVL presentó su Diccionari “por sorpresa” tras 12 años de elaboración en, ya que nos ponemos así, plena precampaña europea con un PP necesitado de banderas y que lógicamente no iba a rechazar la que tan gentilmente le han ofrecido los académicos. Los que protestan por la acción del Consell aún no lo han hecho sin embargo después de publicado que Artur Mas se ha injerido en asuntos de nuestra autonomía denunciando al Consell ante el Consejo de Europa por no respetar el catalán, e incluyendo el concepto de Países Catalanes en algunos de sus actos independentistas. ¿O es que los que defienden que catalán y valenciano son exactamente lo mismo creen también que una y otra Generalitat deberían ser exactamente lo mismo, y por eso no les parece mal que Mas hable de la Comunidad Valenciana como si gobernara en ella? Pues que se piensen muy mucho antes de renunciar a cortar esas alas si la UE financiaría un para nosotros -y en eso sí que hay consenso- imprescindible Corredor Mediterráneo teniendo que atravesar territorios que, por declararse independientes, quedaran fuera durante años de los tratados que unen a 28 estados con capacidad de veto en el Viejo Continente. Entre ellos, no se olvide, la jacobina Francia.

 

 

 

 

 

Mas, la nariz y la lengua

Una cosa es que los catalanes se crean “más”, y otra que Mas
sea lo mismo que “los catalanes”. Es la eterna disquisición que desde tiempos
de Pujol asola a los viejos condados del norte. L’expresident tomaba como
ataque a Cataluña cualquier crítica a él o a su gobierno. Vaya por delante que
envolverse en la bandera local es una práctica antigua pero aún efectiva, que
para eso están las banderas en tiempos de crisis, lo hemos visto en el 11-S.  Las pasiones siempre han tenido por principal
objetivo el de cegar a la razón.