No me gusta nada lo del Papa
14/02/2013
A mí no me ha gustado nada, pero nada de nada, el anuncio de dimisión irrevocable del Papa. Lo digo en mi condición de mediocre cristiano en busca acelerada de respuestas conforme más años cumple, y, si puede ser, de certezas. Lo que hará el Papa el día 28, en católico, se dice “renunciar a la cátedra de Pedro”. Y no me ha gustado nada porque –y ojalá me equivoque- me parece un triunfo del laicismo, que loa al Papa -al que tanto denostó injustamente tratándolo de inquisidor y doberman de la Fe- por mostrarse humano y dejar la barca en medio del oleaje. Tachan su acto vinente (ellos y los demás) de valiente. Sin duda siempre lo es hacer algo urbi et orbi por primera vez en 600 años, casi la tercera parte del tiempo que lleva proclamado el Reino de Cristo en la Tierra, sabiendo además que va a ser una decisión debatida hasta la extenuación. O hasta la conspiración. Pero yo no esperaba del representante de Dios en mi planeta un gesto humano de esta naturaleza. Ni una valentía de este tipo, que contrasta con la resistencia hasta el final de su antecesor. Me desconcierta esta dimisión. La respeto, claro está, igual que un condenado acata una sentencia porque no tiene más remedio, aunque no la comparta. Me descoloca que todo un Papa renuncie invocando a los cardenales “mediante” los que fue elegido sin citar al “Espíritu” que se supone les guió. Y tampoco he acabado de entender la sombra de duda (¿sobre lo que nos espera?) que creo leer en su trilogía sobre Jesús. Es un Papa analítico, científico podríamos decir, pero precisamente por ello (¿qué ha visto que no hemos visto nosotros?) me inquieta que se retire a una clausura a rezar, sólo a rezar, y que nos insista tanto en la necesidad de orar. Y que inste al fin de las luchas intestinas a la vez que remarca que deja el cargo (¿la carga?) por el bien de la Iglesia. Pero, sobre todo, me perturba no recordar haberle oído gritar –como sí me pasa con su predecesor- un rotundo “no tengáis miedo”. Porque yo lo tengo, y hoy un poco más que ayer.
Ilustración: Joaquín Vegara
14/02/2013 at 12:14
EL DESCONCIERTO ES PARTE DEL CONCIERTO…
Me gustaMe gusta
21/02/2013 at 10:54
Quizá demasiado desconcierto en esta sinfonía, ¿no crees?
Me gustaMe gusta
19/02/2013 at 13:36
Puesto que me pides mi opinión,te la daré.Me temo que no te guste ya que no soy catolico,ni practico ninguna religión.Solo trato de ser justo,solidario y procuro no hacer daño a nadie.
Pero acerca de la Dimisión del Papa,he de confesar que me sorprende y me crea un interrogante.¿Ha sido de verdad una decisión libremente tomada?
¿O hay algo que el Papa no ha dicho y por lo que pide que los catolicos recen por él y por el Papa entrante.?
¿Esta la intitución en peligro?
Personalmente me parece que hay que tener una razon muy poderosa para tener que dimitir,y no solamente una cuestión de salud o cansancio.Algo hay que no sabemos y que me genera ese interrogante y porque no decirlo a pesar de no ser catolico,me inquieta.
Me gustaMe gusta
21/02/2013 at 10:57
Jacinto, por supuesto que quiero tu opinión, y me da igual en qué creas o no creas. Además, estamos, me da la impresión, en la misma línea de desconcierto. Cabría añadir que el Papa declaró 2013 como Año de la Fe, y que se había anunciado una encíclica suya sobre este asunto que ahora ya no se sabe si verá la luz. Ni siquiera se conoce si está o no acabada. O empezada.
Me gustaMe gusta
20/02/2013 at 18:25
A mi lo que me parece es que de tanto ver películas de conspiraciones, libros con más historietas de grupos secretos que manejan el mundo, escuchar a gente como Iker milenarista, etc, etc. ya nos cuesta creer que Benedicto XVI pueda renunciar a seguir con su misión por el motivo que dice, sin que aparezca en nuestra mente la idea de una conspiración, nos preguntemos por la existencia de grupos que le hayan forzado a ello o pensemos que es consecuencia de la profecía de no sé quién o de un calendario maya mal interpretado.
Qué daño están haciendo tantas ideas tontas sin justificación que circulan por ahí pero que acaban clavándose en nuestra mente.
Me gustaMe gusta
21/02/2013 at 10:59
Seguro que todo eso que comentas algo influye. Pero yo tengo escrito por aquí que lo primero que yo haría si me dedicara a conspirar es reírme en público de los conspiranoicos para ridiculizar sus denuncias y alejar así de mí cualquier sospecha.
Me gustaMe gusta